Uno para todos y todos para uno
El caso Watergate es un claro ejemplo de lo que los políticos son capaces de hacer para conseguir el poder. Se trata de la prueba histórica más evidente de la corrupción de ciertos hombres públicos que obraron por sus intereses y en contra de las leyes. El trabajo de ambos periodistas jugaron un papel fundamental para descubrir la trama, y además hizo que el periodismo de investigación se reconociera y tomara prestigio a nivel mundial.
Al principio de los años 70 era imposible llegar a pensar que en España ocurriera una situación parecida a la del caso Watergate, ya que, la dictadura franquista impedía la libertad de expresión y de información tanto a los periodistas como a los ciudadanos. El poder político se encontraba totalmente unido al informativo, y sólo se publicaban asuntos que beneficiaban a la dictadura.
Por suerte, en la actualidad tenemos un tipo de gobierno democrático en el que se reconocen derechos fundamentales como son la libertad de expresión y el derecho a ser informado, así como la libertad ideológica o de opinión. Pero aún así, el poder político se encuentra ligado al periodismo. Los políticos se aprovechan de los medios de comunicación y en muchas ocasiones tienen cierto control de lo que cada día sale a la calle. Parece ser que el político necesita del periodista y que el periodista no puede prescindir del político. Los medios actuales están bajo el mando de empresas periodísticas que responden a una determinada ideología política, por eso, muchas de las informaciones no conviene sacarlas a la luz pública. Hoy en día sería difícil que ocurriera algo similar al caso Watergate en España, ya que poder y prensa son dependientes y están vinculados entre sí.